Antes de nada, hay que destacar el excelente prólogo realizado por Manuel Hidalgo, quien, de forma concisa y precisa, creo yo, retrata las obsesiones religiosas de Unamuno, fundamentalmente, en el aspecto moral, entendiéndose éste, en su vertiente sexual ó carnal.
Las presuntas-reales obsesiones del autor son trasladadas a la novela a través de su personaje central (La tía Tula), eso sí, en una narración directa, sin recovecos, que hacen muy interesante su lectura, sobre todo, en sus tres cuartas partes primeras.
En definitiva, novela triste, pero de recomendable lectura.
25.02.06
Las presuntas-reales obsesiones del autor son trasladadas a la novela a través de su personaje central (La tía Tula), eso sí, en una narración directa, sin recovecos, que hacen muy interesante su lectura, sobre todo, en sus tres cuartas partes primeras.
En definitiva, novela triste, pero de recomendable lectura.
25.02.06
No hay comentarios:
Publicar un comentario